Por: Comité Editorial Militancia y Sociedad

Ayer, 21 de marzo, se confirmó la noticia en la cual el registrador nacional solicita el reconteo general de votos a Senado. Este hecho se da después de que el presidente Duque y el ex presidente Uribe sugirieran, a través de sus redes sociales, el reconteo electoral tras la redefinición del mapa político-representativo en la cámara alta y baja del Congreso (redefinición que mostró una representación favorable al progresismo, esto luego de que el Pacto Histórico lograra recuperar 3 curules en Senado tras denunciar que más del 27% de mesas informadas por la registraduría no reportaban un solo voto por la coalición). A todas luces, la solicitud de Alexander Vega (actual registrador nacional y pieza clave del Centro Democrático) rompe con la independencia de poderes y es una gran arremetida no solo contra el avance de las representaciones populares en ambas cámaras, sino contra las formalidades democráticas de la que se precie cualquier formación estatal moderna.

En realidad, la actitud de Duque, Uribe y Vega (militantes todos del Centro Democrático) es una afrenta contra la democracia, la Constitución y el Estado social de derecho. Su llamado (que es el de Uribe y que sumisamente replican Duque y Vega) es, desde todo punto vista, una arremetida contra las instituciones de Justicia y contra la voluntad popular mayoritaria. A esta altura, un reconteo de votos, tres días luego de haberse roto la cadena de custodia, es un aviso del establecimiento y de la derecha más reaccionaria de fraude electoral. En uno de los comunicados emitido por la Asociación Nacional de Trabajadores del Sistema Judicial Colombiano y Afines se constata que: “en el verdadero escrutinio, el realizado por los jueces y notarios como escrutadores y claveros, se revisó durante toda la semana la labor de conteo final y se procedió a la corrección de los errores y fallas detectadas”.

Según este comunicado, las declaraciones del presidente Duque, en la cual se cuestiona la labor de más de 5000 mil jueces, no tiene fundamento y solo es expresión de la extralimitación de sus funciones presidenciales y la consagración con su colectividad partidista. De seguir adelante esta propuesta, el uribismo estaría cocinando las condiciones para un golpe de estado civil a la Constitución: “pensar siquiera en invalidar o desconocer un proceso electoral, que ha sido verificado por el poder judicial con responsabilidad y pulcritud, cuando no se beneficia los intereses del partido de gobierno, desconoce los principios y postulados constitucionales”.

¿Cuál es la tarea del movimiento social en esta coyuntura?

Como se ha señalado, el llamado del presidente Duque, del expresidente Uribe y del registrado Vega es pasar por alto los principios constitucionales y las reglas mínimas del juego democrático-electoral. Hoy el llamado de los sectores populares organizados y de las fuerzas de izquierda es rodear el poder judicial e instar al Consejo Superior de la Judicatura y a las altas cortes a blindar la autonomía e independencia judicial y respetar la voluntad mayoritaria consignada en las urnas.

Sin embargo, experiencias como la de 2019 en Bolivia nos muestran que no es suficiente con hacer un llamado institucional a respetar la autonomía e independencia judicial. Las organizaciones sociales y la sociedad civil organizada deben empezar, a partir de hoy, a organizar en las calles la defensa de la voluntad popular y mayoritaria. El solo respeto a la autonomía e independencia judicial no detendrá el fraude puesto en marcha por el uribismo desde el 13 de marzo. El movimiento social debe exigir garantías democráticas y la salida del registrador nacional, cómplice del fraude, de la interrupción de poderes y de la arremetida antidemocrática de la derecha reaccionaria.

¡Solo la movilización masiva y popular podrá defender la democracia! ¡A salir a las calles a exigir la renuncia del registrador nacional!

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