Comité editorial, Militancia y Sociedad.



Esta entrega de Militancia y Sociedad discierne frente a la ventana de oportunidad que se abre con las elecciones presidenciales del 2022, y que, para bien del movimiento social subalterno, trasciende el escenario electoral. Hace algunas semanas, previo al anuncio de la precandidatura de Gustavo Petro por la Unión Patriótica, la lideresa social Francia Márquez anunció también su aspiración a la contienda electoral de 2022. Más allá de cualquier cálculo electoral y evitando caer en el análisis superficial de la aritmética política, pretendemos pensar el significado político y social de esta candidatura en clave popular.

Partimos de una consideración teórico-política elemental que nos permite interpretar el significado del anuncio de Francia Márquez: en el fondo de esta decisión, hay un proceso histórico de liderazgos populares; hay dirección política y organizativa de un movimiento popular inmerso en la conflictividad plural y diversa de campos sociales, cuyo lugar de enunciación colectivo condensa las demandas y aspiraciones de aquellos sectores más golpeados por el régimen político imperante: aquel que combina los elementos de la acumulación neoliberal en el plano económico con la tecnocratización y elitización en el ámbito de la política, junto a un oprobioso reparto desigual de lo sensible que reproduce todo tipo de privilegios y opresiones. Esta candidatura expresa el acumulado de movimientos de resistencia contra poderes locales y dominantes en la dimensión territorial-regional, que tiene, a su vez, importantes implicaciones en el nivel nacional.

Es decir, pensar una candidatura en torno a Francia Márquez nos lleva a reflexionar sobre el lugar y papel clave de los movimientos populares en la política nacional. Movimientos atravesados por conflictos sociales, políticos, ambientales, étnicos, raciales y de género; en síntesis, una sedimentación de la complejidad social. Lo anterior supone que las posibilidades de dicha candidatura popular no resuelven por sí sola el entramado diverso y disperso de problemáticas, demandas y exigencias estructurales e históricas de la nación. El programa popular derivado de dicha campaña debe contar con una fuerza social de masa que acompañe y proponga direcciones alternas a las coordenadas institucionales.  

Alrededor del anuncio se han encontrado voces de apoyo de intelectuales y teóricxs del progresismo latinoamericano. Esto no deja de ser diciente en relación a las columnas de opinión que proponen al campo político progresista un acuerdo programático alrededor de la figura del hombre liberal, ilustrado, propietario y del centro urbano del país. Los intelectuales orgánicos de las élites nos han vendido como salida al uribismo pactar con el liberalismo y la difusa burguesía nacional. No obstante, el uso de su lenguaje ensombrece sus principales características: han sido profundamente machistas y clasistas. En suma, han ocultado que, bajo su acuerdo programático, se esconden fuerzas políticas anti-populares; han encubierto su histórica y sistemática negación a la nación plural y diversa. Ellxs solo han podido gobernar una nación enajenada. Hoy debemos enrostrarles y mostrarnos como alternativa efectiva de poder y hegemonía.    

Mientras otras candidaturas emergen en el fango de la banalidad y la figuración -y las procupaciones del bloque en el poder por la crisis de legitimidad del régimen siguen en ascenso- emerge de las entrañas del movimiento popular, de las víctimas, de lxs humilladxs y ofendidxs de toda clase, la figura negra de Francia Márquez, para iluminar el camino de una gran apuesta emancipatoria, popular y de izquierdas, en clave de género, raza y clase. Un cúmulo de indignación derivado del recrudecimiento de las masacres -que se ha ensañado especialmente contra lxs jóvenes- aparece como el detonante de esta aspiración que en realidad es resultado de un largo trayecto de resistencia, organización y lucha política en defensa de la autonomía territorial y el ambiente ante el despojo neoliberal. 
  
Hoy debemos decirles que el campo nacional-popular desborda la aspiración elitista de restauración y por ello la teoría y acción política progresista y emancipadora debe situarse del lado de esta candidatura de lxs desposeídxs, llenando de contenido un programa político de transformaciones sociales reales. El llamado debe ser a confrontar el neoliberalismo en todos sus frentes: como proyecto ideológico-hegemónico, como programa y política pública, como forma de Estado y como forma de gubernamentalidad. Nuestra interpretación de la candidatura es una: es el tiempo de derrotarles política, moral, intelectual y electoralmente a las fuerzas retardatarias de la política nacional. No es momento que los programas de izquierda insistan en sistema de alianzas con la burguesía nacional mediante coaliciones mal llamadas “estratégicas”. Los sectores populares y subalternos, contrario a la propuesta de la Razón Populista laclauniana, nos construimos y formamos en positivo. Tenemos una historia de lucha de clases, en defensa de los territorios y reivindicaciones identitarias que trazan nuestros objetivos políticos coyunturales y nuestro horizonte político emancipatorio.

En ese contexto, el significado político de esta candidatura trasciende el fetiche electoral y se ubica como expresión telúrica de grandes fuerzas sociales que, poco a poco, se sobreponen a la muerte, el despojo y la ignominia exacerbada durante esta macabra reedición del régimen uribista genocida, que en lo fundamental cuenta con el apoyo de vastos sectores del establecimiento “liberal”.

En conclusión, el programa político que se puede tejer en torno a Francia Márquez no es un programa de suma y agregación estratégica. A contrapelo de Laclau, rescatamos una forma del ser-comunitario de la política en positivo, lejos de cualquier aritmética política; nos resulta clave entender el significado de la candidatura de Francia Márquez insistiendo en una idea del pensamiento político de Boaventura de Sousa: ante la crisis (ante la fractura en el bloque social dominante y la redefinición de la correlación de fuerzas), emerge una necesidad urgente de escuchar todas las demandas, todas las quejas y todos los relatos.

Nuestra lectura teórica y política de lo popular va en una dirección similar: pretende extender el hilo de conexión de todas las voces excluidas en una articulación histórica progresista. Utilizando el lenguaje de J. Ranciére, en una redistribución de lo sensible a favor de los sin-voz, de los sin-parte. Si toda revolución es antes una gran conversación, hoy es prioritario dejar de lado las conversaciones entre direcciones y hablarle al y con el campo popular, evidenciando la fractura, el momento político de crisis y la posibilidad real de ser gobierno.  
  

1 Comentarios

  1. La candidatura de Francia Márquez Mina y el diciente SOY PORQUE SOMOS refresca "desde abajo" la opción construída desde los directorios que han confluído en el bien llamado PACTO HISTÓRICO. La verdad ella refleja en si misma las cruciales luchas del pueblo colombiano desde siempre: por la vida y los territorios con nombre propio, por la libertad y contra el racismo, la equidad de género y la justicia social. La verdad, es una fortuna que los procesos de base contemos con ésta opción en medio de tantas "apuestas" de las viejas maneras de hacer las cosas, aún en el campo de lo alternativo a la dominación centenaria.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente