Politóloga de la Universidad del Tolima. Magister en formación en Territorio, Conflicto y Cultura: snquirogav@ut.edu.co
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El Revés de
la Nación, libro escrito por Margarita Serje[1], plantea
un profundo análisis, casi arqueológico, sobre la esencia y desencialización de
la nación colombiana. Serje, a lo largo de su trabajo, va al origen del todo
nacional para evidenciar por qué somos como somos y problematiza, así, la idea de una identidad
colombiana (que no es más que la repetición de un artefacto discursivo colonial y homogeneizante de la nación). En la Ley del monte, quinto capítulo del libro y
uno de los más ricos en referencias, la autora retoma los conceptos y el
contexto del primer capítulo, “El revés de la nación”, para avanzar en un diagnóstico
de los estudios territoriales, la “civilización y barbarie”, los “territorios
salvajes”, los “territorios nacionales” y los “territorios de refugio” en Colombia.
El
capítulo comienza explorando el concepto de la "Ley del Monte", una
metáfora que, para ella, se ha convertido en un dispositivo conceptual para analizar las
dinámicas de los territorios más “problemáticos” de la nación. Para acércanos a
la discusión, la autora emplea un concepto clave, que a mi parecer tiene también un sentido
performativo, la Inversión. Recién empecé con esta lectura, fue inmediata la asociación que hizo mi
mente con uno de los capítulos de la serie británica Black Mirror: el
capítulo se denonima Blanca Navidad y fue
lanzado en la plataforma de streaming del logo rojo en el año 2014. En esta
ficción futurista, la tecnología ha penetrado las relaciones humanas a tal
punto que se conciben inseparables la una de la otra, casi como la firma de un
nuevo contrato social (Rousseau), un contrato tecno-social.
Volviendo
a la ley del monte, sucede algo semejante con la inversión de la cual nos habla
Serje: parece que viéramos una
película dirigida y producida por el Estado colonial moderno. Allí, la realidad supera la ficción: en la ley del monte,
el Estado parece tener el artefacto tecnológico que permite bloquear personas,
comunidades y territorios.
La
Inversión: ficción que da cuenta de los Otros.
Margarita Serje plantea que: “la inversión justamente
crea una geografía y una etnografía imaginaria, al tomar el inverso de lo
cercano y lo familiar, para dar cuenta de lo lejano y diferente”
La anterior imagen recupera el sentido performático de esta comprensión del territorio: así es como ve el Estado y la clase alta civilizadora, ven borrosa la historia a través de un filtro que ellos mismos han montado. Lo curioso es que tan dinámico es el filtro que varía la vista hacia estos territorios entre lo fascinante y lo repudiable -dependiendo de la ocasión-.
Serje, para darle validez a su postura, hace un
valioso y muy riguroso trabajo de excavación de la Historia (Historia
con "H" mayúscula, como la apuesta del movimiento feminista por
reconocer que la Historia que se ha contado ha sido la de los héroes, y las
historias consideradas menores no se cuentan). Precisamente, uno de los rastreos
que hace es la revisión de documental de la época de la colonia. Allí
encuentra la descripción de estos territorios como los
del “clima malsano, donde reina el atraso y la anarquía”
De salvajes a campesinos guerrilleros: una evolución
de la violencia inherente de las tierras mal sanas.
El
siguiente apartado del capítulo cinco, “Jugué mi corazón al azar y me lo ganó
la violencia”, presenta cómo la dinámica de la violencia civilizadora ha
experimentado una metamorfosis a lo largo de las épocas, adaptándose y
manifestándose de formas cada vez más sofisticadas. En este proceso, nuevas
técnicas han emergido, dando lugar a estrategias destinadas no solo a legitimar
la violencia constitutiva, sino también a ocultarla bajo un velo de aparente
justificación.
La
estrategia de señalar y estigmatizar a los habitantes de estas regiones como
personas andariegas, rebuscadoras y propensas a la violencia, desempeña un
papel crucial en este proceso. Al retratar a estos individuos como marginales,
al margen de la ley y sin arraigo, se construye una narrativa que deslegitima
su resistencia y oculta el sentido profundo de su insurrección. Esta táctica no
solo perpetúa estereotipos, sino que también busca eclipsar la autenticidad y
legitimidad de sus reclamos territoriales.
Un
momento clave en la historia que ilustra esta transformación es la declaración
de guerra por parte del gobierno del Frente Nacional a las llamadas
"repúblicas independientes" en los años 60'. En este conflicto, el
Estado consideró a estos territorios como enemigos, basándose en una concepción
geopolítica que animaba la noción de repúblicas independientes. Este episodio
sienta las bases para el surgimiento de las FARC, cuyo origen se encuentra
arraigado en la resistencia de estas regiones ante la agresión estatal.
Reconocimiento y Resistencia: La Lucha de los
Cocaleros en el Putumayo, Caquetá y Guaviare
En la última parte de la Ley del monte, Margarita Serje cita a Clemencia Ramírez (2002), autora de Entre la guerrilla y el Estado: el movimiento cocalero. Identidad y ciudadanía en el Putumayo y la Baja Bota caucana, para retomar y reafirmar este cuestionamiento de la narrativa que rodea a los habitantes del Putumayo, Caquetá y Guaviare. Estos “otros” que habitan esas “otras” tierras son frecuentemente señalados y estigmatizados.
La anterior imagen representa la ruptura de esa proyección por una reversión a estos
territorios (una posición no mucho menos amable o reconocedora de otras
realidades). Esta reversión significa la vista puesta en estos
territorios, pero ahora con una atracción del Estado de extraer riquezas para
saciar las necesidades de la clase mayor.
Teniendo en
mente esa fantástica y revoloteada referencia, la autora nos abre las puertas
de la compleja realidad territorial de Colombia. En principio, nos presenta una
dicotomía evidente en la lectura de la Nación: un país moderno en los centros
urbanos y otro marginal, rural y anclado en el pasado, controlado por los
señores de la guerra. En el Pais del Espejo,
se explora la noción de las regiones como productos de grupos tutelares y cómo esta
división se vincula con la dinámica del sistema mundial moderno, perpetuando la
condición de frontera colonial.
El País
con P mayúscula y el otro país.
En los centros
urbanos de Colombia, la afirmación de un Estado legítimo y una democracia
plural parece una realidad palpable. La vida cosmopolita y la inserción en el
siglo XXI definen la experiencia de los ciudadanos en estas áreas. Sin embargo,
al alejarse de estos núcleos urbanos, se devela otra realidad: un país marginal y rural
que parece anclado en el siglo XVII
La identidad
nacional colombiana está intrínsecamente ligada, entonces, a las identidades regionales que se han desarrollado a lo largo de la historia y han sido moldeadas por la
colonización y la acción de grupos específicos. Serje
Las elites, hijos del País con “P” mayúscula, han determinado la delimitación y clasificación de las identidades regionales, que, por supuesto, no escapan a la división vertical fundamental enraizada en concepciones arcaicas, que revela una jerarquía territorial que persiste hoy en el imaginario colectivo. Sin embargo, Serje desafía esta representación distorsionada y filtrada al enfatizar que los pobladores de estas tierras siguen siendo objetos desechables y marginalizables por parte del Estado. Tal como en los relatos de la época de la colonia se agredía al indígena bajo el discurso de la civilización, ahora se agrede al campesino bajo el discurso de la seguridad. Las formas de violencia colonizadora han evolucionado y se han adaptado a las nuevas lógicas, siguen existiendo héroes, perros y verdugos.
Bibliografía
Brooker, C. (2014). Blanca Navidad. Netflix. https://www.netflix.com/
Serje,
M. (2011). En el Pais del Espejo. En M. Serje, El Revés de la Nacion (págs.
299-318). Ediciones Uniandes.
Serje, M. (2011). La ley del monte. En M. Serje, El revés de la nación: territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie (págs. 177-212). Bogotá: Ediciones Uniandes.
[1] Margarita Serje es doctora en antropología social de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, Paris. Profesora titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, Bogotá, donde coordina el grupo de investigación “Naturaleza y Sociedad”. En años recientes, su proyecto de investigación y docencia se ha desarrollado alrededor de dos líneas: la primera de ella, se enfoca en una serie lugares que son producto de la relación Estado, capital y espacio. Se trata de espacios que aparecen como vacíos de historia, de sociedad, de cultura y se categorizan como fronteras de recursos y periferias explosivas. La segunda, ha sido la exploración de los paisajes y las formas de espacialidad de los distintos grupos humanos, partiendo del reconocimiento de las epistemologías y ontologías constitutivas de los diversos mundos sociales.
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