Editorial Militancia y Sociedad
Las recientes marchas de la oposición no han tenido la
suficiente capacidad política como para revertir el sentido de las reformas del
gobierno de Gustavo Petro, sin embargo, lo que no se ha logrado por la vía de
la movilización, la derecha lo ha conseguido con su bloque legislativo y gremial. Durante
este primer periodo de gobierno, los partidos de derecha y extrema derecha, junto con el poder mediático de los gremios, han
constituido una barrera de contención a los proyectos legislativos encaminados
a garantizar la Justicia Tributaria y la Paz Total.
Entre los principales “reversazos” se destacan: la
caída del artículo que pretendía dar indulto a los jóvenes detenidos durante
las manifestaciones del Paro Nacional, el recorte estrepitoso del monto de
recaudo de la Reforma Tributaria y, recientemente, la eliminación del impuesto que
buscaba gravar las «megapensiones».
Hasta el momento, son acciones que no ponen en completo riesgo el conjunto de reformas del gobierno, sin embargo, no por ello dejan de ser grandes concesiones a la bancada de oposición y, desde luego, a los gremios y poderes económicos que representan. De cierto modo, el gobierno ha sacrificado puntos significativos de las reformas (como gravar las «megapensiones») para sostener una frágil coalición legislativa y, de esta forma, “menguar” a la oposición.
No obstante, esta decisión, antes que reducir a la
derecha, le otorga margen de acción política. Con el desmonte de las
iniciativas, el gobierno está lejos de desmovilizar la contrarreforma del uribismo,
por el contrario, le da un relativo protagonismo dentro de la agenda nacional. Por
tal motivo, la movilización del próximo 15 de noviembre (citada
por las Centrales Sindicales y los movimientos sociales) es fundamental para
alterar, nuevamente, el campo de fuerzas políticas e institucionales en favor
de las clases trabajadoras y los sectores populares.
Es necesario, ante el movimiento de contrarreforma que adelanta la derecha reaccionaria,
que las organizaciones sociales de base recuperen la iniciativa política en las calles y profundicen el ciclo de reformas progresistas. En ese sentido, debe centralizarse un conjunto de demandas que presionen a las bancadas del Congreso a
legislar conforme a los intereses de las mayorías sociales, de los pobres y desposeídos.
El eje fundamental de la movilización, a juicio de
esta editorial, está relacionada con la aprobación de las reformas asociadas a la Justicia Tributaria, con la libertad de
los luchadores sociales capturados en el marco del Paro Nacional y con el aumento de salarios e ingresos para afrontar el periodo de recesión económica. Sumado a esto, es necesaria la creación de un programa que resuelva la crisis de hambre e
inseguridad alimenticia (teniendo en cuenta, sobre todo, la emergencia que se vivirá por la ola invernal).
Cabe recordar que, hasta hace algunos meses, según
cifras de Pulso Social del DANE, más de seis millones de hogares en Colombia no
tenían posibilidad de consumir tres comidas diarias. La crisis de hambre se ha
convertido, en ese sentido, en uno de los desafíos inmediatos del gobierno. De
tal modo que la movilización del próximo 15 de noviembre no debe
representar un simple apoyo abstracto al gobierno Petro, por el contrario, debe
ser un movimiento que exija el cumplimiento de los ejes más significativos de
las promesas de campaña: Justicia Social, Ambiental y Tributaria.
En conclusión, estos primeros cien días de gobierno no solo han
abierto un nuevo capítulo para las fuerzas de izquierda, sino que también han desnudado
los grandes límites del progresismo colombiano y la necesidad histórica de
acompañar el reformismo institucional con un movimiento de masas autónomo. Con mejores condiciones para la lucha y mayores libertades democráticas, el
movimiento popular colombiano podrá seguir movilizándose y
organizándose para profundizar el ciclo de reformas.
No debe olvidarse que la salida al estado de recesión económica no está en las
recetas neoliberales (muchas veces incrustadas en el corazón del progresismo) ni en el acuerdo con los poderosos. Solo tendremos
oportunidad de profundizar el sentido de las reformas en la medida que el gobierno Petro decida construir hegemonía junto con el pueblo.
15 de noviembre: ¡A las calles a exigir la aprobación de las reformas progresistas, la libertad de los presos del Paro Nacional y el alza general de salarios!
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