Por: Santiago Pulido Ruiz 

En este documento político se abordan algunas ideas alrededor del proceso de reorganización del movimiento político Soy Porque Somos, haciendo énfasis, principalmente, en la crisis del sistema de partidos en Colombia y la construcción del Partido - Movimiento como alternativa organizativa y militante.  

i. Crisis del sistema de partidos y crisis de representatividad: cómo leer la coyuntura política en clave histórica y regional.

El nuevo ciclo progresista latinoamericano debe confrontar los retos de la nueva década siendo consciente de los grandes límites del primer ciclo de gobiernos progresistas. Ese primer progresismo, de finales de los 90’ e inicio de los 2000’, constituyó, a todas luces, un nuevo clima político regional: fueron gobiernos críticos del programa de ajustes neoliberales del Banco Mundial y el FMI. Además, avanzaron en importantes reformas sociales y en la recuperación del Estado como espacio de representación popular.
 
Bajo estos gobiernos, los pueblos de América Latina mejoraron, indudablemente, su calidad de vida: se superaron, significativamente, niveles de pobreza y desigualdad social; se luchó, de manera decidida, contra el hambre; se restauraron derechos colectivos (salud, educación y vivienda) arrebatados por las reformas neoliberales de fines de los 80’ y 90’. Sin embargo, pese a todos estos avances económicos y sociales, fueron gobiernos que en múltiples ocasiones chocaron con los emergentes movimientos sociales. En algunos casos, se frenó el proceso de democratización y reforma estatal, por resguardar al partido de vanguardia de cualquier modificación o interpelación popular. 

Lo anterior llevó a varios de los gobiernos progresistas o "nacional-populares" a subestimar la profunda crisis de representatividad que venía presentándose desde finales de la década de los 80’. Se creyó que tan solo con el ascenso social de las capas empobrecidas era suficiente para contener las complejas tensiones sociales que vivía el campo popular latinoamericano. Sin embargo, la acción política de los pueblos demostró ser mucho más ambiciosa de lo que este primer ciclo de gobiernos estaba dispuesto a realizar. En ciertos casos, la agenda de los movimientos sociales incluía demandas y reformas que desestabilizaban el acuerdo policlasista e interpartidista de estos gobiernos progresistas. Lo que produjo una distancia relativa entre las expectativas sociales y las representaciones institucional-estatales de izquierda.  

Disminuir tal distancia es, entonces, una de las tareas del nuevo ciclo de gobiernos progresistas. De aquellos años a hoy la situación no ha cambiado mucho: la crisis del sistema de partidos no ha sido resuelta, por el contrario, cada vez más se profundiza la desconfianza ciudadana en el sistema político-institucional y los ciclos de rebelión y protesta parecen ir mostrando un nuevo camino. Más que una ruptura radical con el sistema de partidos, hoy vivimos una ampliación extrema del marco de mediaciones, relaciones y tensiones entre el Estado y la Sociedad Civil.

De modo tal que nos estamos refiriendo a una crisis histórica en la región que abre nuevas ventanas de oportunidad. De cierta forma, la asamblea distrital del movimiento Soy Porque Somos se encuentra inscrita dentro de este amplísimo debate. A saber: cómo construir una estructura organizativa con aspiraciones institucional-estatales que no niegue ni “traicione” las expectativas populares. Desde luego, el reto es sumamente complejo. Hacer política implica, precisamente, tramitar los objetivos de cambio dentro de los límites estrechos del Estado capitalista. 

Soy Porque Somos cuenta, en todo caso, con una interesante veta de oportunidad: por un lado, es un movimiento que nace del seno de los sectores populares. Vive el proceso de movilizaciones del 2019 al 2021 en Colombia, participa de él e intenta incidir, políticamente, en el curso de los acontecimientos. Esta característica lo diferencia de otros movimientos políticos y estructuras organizativas de izquierdas que no intentan participar de la “Huelga de Masas” y del proceso de democratización social, sino que pretenden “orientar” la huelga (irrupción plebeya) a fines electorales, limitando las posibilidades de triunfo del pueblo trabajador.

Es decir, Soy Porque Somos, a diferencia de otros sectores de izquierda y del progresismo, no ve de manera instrumental el movimiento de masas, por el contrario, se adscribe a él, participa de sus decisiones, de sus dinámicas y comprende el estado real de la lucha social. Esto ayuda a desmarcarse, hasta cierto punto, de la crisis del sistema de partidos, pues acerca el movimiento más a los procesos de autoorganización popular que a la forma tradicional de mediación partidista.

Por otro lado, la inmensa figura de Francia Márquez ayuda al rápido proceso de construcción e integración organizativa. El movimiento, sin hacer imprescindible a sus líderes, debe aprovechar el liderazgo de la hoy vicepresidenta para que sea ella quien dirija, inicialmente, la formación de la estructura organizativa. El cargo en gobierno, aunque represente ciertos obstáculos, también ayuda a expandir el proyecto de este movimiento. Con Francia Márquez en la vicepresidencia de la República, Soy Porque Somos adquiere una estrategia de doble movimiento: por un lado, al interior de las instituciones estatales (construyendo y expandiendo el proyecto hegemónico progresista) y, por otra parte, en el seno del campo popular (incidiendo en los procesos de auto-organización social).

Serán estos dos componentes los que marquen, en adelante, la ruta de trabajo del movimiento y la acción política colectiva de lxs inscritxs.

ii. Un posible horizonte: Soy Porque Somos y la construcción del partido-movimiento:

A propósito de la experiencia progresista mexicana (MORENA), el sociólogo portugués Boaventura De Sousa Santos ha propuesto varios ejes sobre los cuales, los sectores políticos progresistas, pueden construir partido y hegemonía. En concreto, De Sousa Santos y, posteriormente, Juan Carlos Monedero han reconocido no solo que la crisis del sistema de partidos se ha convertido en una característica de la política latinoamericana, sino, además, que -en el marco de dicha crisis- los movimientos sociales se han transformado en estructuras determinantes de la vida política nacional.

Por lo tanto, cualquier estructura organizativa que pretenda ser hegemónica (en el sentido gramsciano) e intente materializar procesos de transformación en el Estado debe moverse entre la dialéctica de los movimientos, los partidos y las instituciones estatales. Para ello, sugiere el sociólogo portugués, los movimientos que intenten dar un paso de movimiento social a estructura de tipo partidista deben tener en cuenta que el sistema interno de partidos cada vez tiende a ser más antidemocrático. Por lo cual: “los sistemas políticos democráticos del futuro deben combinar la democracia representativa con la democracia participativa en todos los niveles de gobierno. La participación ciudadana debe ser multiforme y multicanal. Los propios partidos deben estar constituidos internamente por mecanismos de democracia participativa” (De Sousa Santos, 2021).

En consecuencia, una primera tarea organizativa de la Asamblea tiene que ver con la definición de estos mecanismos de democracia interna y con las formas de participación y deliberación. Esto hace que el partido contenga en su núcleo a su “contrario” (movimiento social). En otras palabras, la instancia deliberativa o toma de decisiones concierne a todos los dominios del partido-movimiento, “desde la organización interna hasta la definición del programa político, desde la elección de los candidatos a las elecciones hasta la aprobación de líneas de acción en la situación actual” (De Sousa Santos, 2021). “Todo es asunto de todxs”.

En segundo lugar, el partido-movimiento debe apuntar a un doble movimiento estratégico, es decir, a la combinación de la acción política institucional y extra-institucional. Advierte Boaventura que “a mayor competencia entre las élites, se abren más brechas para que el movimiento popular y la democracia participativa ingresen a través de ellas. Lo importante es identificar las oportunidades y no desperdiciarlas. Con frecuencia se desperdician por razones de sectarismo, dogmatismo, arribismo” (De Sousa Santos, 2021).

De modo tal que la acción institucional y extra-institucional debe ser siempre el reflejo de un balance entre el proyecto político organizativo y la correlación de fuerzas histórico-existentes. Es decir, los objetivos del movimiento deben estar sujetos al principio de realidad política y no a propósitos individuales o sectarios. “En vista de esto, la complementariedad (institucional y extra-institucional) no es fácil y debe construirse con paciencia”.

En este punto es clave reconocer la doble naturaleza del partido-movimiento: por un lado, la naturaleza institucionalista del partido tiende a homogeneizar las bases sociales y a enfocar la acción política en grandes sectores; por su parte, el carácter del movimiento social es mucho más heterogéneo en cuanto a su composición social y tiende a concentrarse en sectores y demandas mucho más específicas. De tal manera que el partido-movimiento debe ser el resultado de escenarios, es decir, debe articular preocupaciones generales con demandas y exigencias sectoriales, esto, de cierta forma, sostendrá una política participativa, permanente y con continuidad.

Señala, además, el sociólogo portugués que la formación política popular es la piedra angular para sostener la nueva estructura organizativa. De tal modo que los procesos de formación política deben ser el escenario, por excelencia, de superación de las diferencias entre la “lógica” del partido y la “lógica” del movimiento. Es en aquel espacio en donde se renueva la base social de la estructura y donde florecen nuevas propuestas organizativas. En otras palabras: la condición de posibilidad y reproducción del partido-movimiento radica en los procesos de formación política popular.

Estos 4 componentes (1. definición de mecanismos de democracia interna; 2. definición de la estrategia política (institucional y extra-institucional); 3. definición de los objetivos políticos (generales y sectoriales); 4. definición del programa de formación política popular) pueden convertirse en un plan estratégico de construcción partidista del movimiento Soy Porque Somos. De hecho, lo que se intenta señalar es que esta puede ser una ruta, entre muchas otras, del proceso de formación política. Sin embargo, se insiste en que es un proceso de largo aliento, que necesita reflexiones políticas profundas. El contenido ideológico y programático es, en este caso, sustancial e imprescindible.

iii. Conclusiones:

Hasta aquí se han esbozado algunas ideas en torno a la crisis del sistema de partidos y en torno al “partido-movimiento” como alternativa organizativa de Soy Porque Somos. Podría concluirse, entonces, que: i. la forma partido-movimiento es estratégica en cuanto permite organizarse, institucionalmente, sin cargar o sobrellevar la crisis del sistema de partidos y sin renunciar a los procesos de auto-organización popular; ii. permite una articulación orgánica, no-instrumental, con los movimientos sociales realmente existentes y con su repertorio de movilización; iii. es una alternativa organizativa que refrenda los problemas del primer ciclo progresista, pues no crea un sistema institucional de refugio y contención, sino que abre el régimen político a nuevas configuraciones sociales; iv. es una estrategia política que oscila entre la correlación histórica de fuerzas y la expansión de las expectativas sociales.

Quizá este proceso organizativo encuentre, rápidamente, sus límites y contradicciones. Sin embargo, es necesario desenredar el camino. Los nudos políticos de la izquierda no pueden hacer perder de vista que el pueblo carga con un inmenso sentido de esperanza. La tarea es, pues, organizar esa esperanza y crear hambre de más conquistas. 

Sin embargo, a diferencia del primer ciclo progresista, ese objetivo hoy es mucho más complejo: esta segunda oleada de cambio NO coincide con el aumento de precio de las materias primas, por el contrario, los gobiernos progresistas de esta década afrontan una terrible inflación que amenaza el desarrollo de sus programas de reforma económica.  

No obstante, Soy Porque Somos debe convencer a las mayorías sociales de que es posible avanzar en las reformas y que hay espacio para una nueva política. Recordar que “lo que parecía imposible, que gobernase la izquierda, ya está en marcha” y que seguiremos siendo opción de poder.

¡Hagamos crecer el campo popular!
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"En la vida práctica, como en el movimiento de la historia, el fin y el medio cambian sin cesar de sitio. La democracia es, en ciertas épocas, el “fin” de la lucha de clases, para cambiarse después en su “medio"
- León Trotsky, “Su Moral y la Nuestra”, (1938)

Referencias

- De Sousa Santos, B. (21 de Junio de 2021). Revista TlatelolcoObtenido de Revista Tlatelolco: https://puedjs.unam.mx/revista_tlatelolco/quince-tesis-sobre-el-partido-movimiento/ 

 

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