Héctor Valencia

Debo admitir que, luego de haber esperado pacientemente durante varias semanas, ahora me siento en la disposición de escribir un pequeño análisis sobre los últimos acontecimientos políticos en Ecuador. Estuve tentado en hacerlo antes, pero frente a la avalancha y diluvio de acusaciones y diatribas provenientes de un lado y del otro, me di cuenta de que las contradicciones políticas y sociales estaban operando en el campo del sentimiento, la voluntad y el deseo característico de la campaña electoral.

Ahora bien, sin el ánimo de querer separar la dimensión racional y la dimensión pasional en la constitución de las relaciones sociales, mi intención era, en aquel entonces, analizar de una manera crítica las contradicciones políticas y sociales operando en el campo de la estrategia, la economía y la coyuntura regional e internacional. Puesto que el mar ha reculado y la marea de la primera vuelta está distante, espero elaborar una contribución al debate político de una manera menos “visceral” y, por tanto, más crítica. 

Colombia y Ecuador: aguas arriba, aguas abajo

Antes de comenzar, vale la pena señalar que, para un ciudadano o ciudadana de Colombia, estos debates pueden parecer complicados de entender debido a la gran distancia que existe entre los acontecimientos sociales y políticos de los últimos 20 años en ambos países. En esta introducción, no me interesa hacer un balance de la Revolución Ciudadana, más bien, quiero señalar las corrientes sociales antagónicas que determinaron los acontecimientos políticos en Colombia y en Ecuador e introducir algunos elementos que servirán el análisis presentado a continuación. 

A comienzos de siglo, Colombia estaba sumergida en el Plan Colombia1 diseñado por Andrés Pastrana y continuado en el gobierno de Alvaro Uribe Velez, cuyos lazos con los paramilitares, narcotraficante, la oligarquía tradicional y la extrema derecha lo habían conducido a la presidencia de 2003-2010. Paralelamente, Ecuador estaba atravesando un proceso social en la dirección contraria, pues se estaba fraguando un proceso destituyente del viejo orden neoliberal-oligárquico. Durante este periodo destituyente, el pueblo en las calles hizo dimitir a más de 3 presidentes a lo largo de 10 años de 1996-2005.2 En resumen, mientras que en Colombia el pueblo estaba resistiendo a la ofensiva paramilitar, la represión estatal y la estigmatización social, en Ecuador el pueblo estaba a la ofensiva construyendo nuevas agendas políticas y reivindicaciones sociales de emancipación.

Como resultado de la movilización y coordinación popular en Ecuador, Rafael Correa llegó al poder en el 2007 de la mano del movimiento político Alianza País. Con la llegada de Correa, se realizó una Asamblea Nacional Constituyente que tuvo el apoyo del Partido Socialista, Pachakutik, Alianza País, Izquierda Democrática, entre otras fuerzas políticas y sociales. En ese escenario, se redactó una nueva constitución (Constitución de Montecristi) teniendo como espíritu la lucha contra el neoliberalismo, la corrupción, el extractivismo y la instauración de un Estado plurinacional y una verdadera justicia social. Las promesas de cambio se cristalizaron entorno a los conceptos de socialismo del siglo XXI y el Buen Vivir (Sumak Kausay)3 como paradigmas teórico-prácticos para superar el neoliberalismo.  

Contradicciones al interior de la Revolución Ciudadana:

Si bien el balance del gobierno de la Revolución Ciudadana se puede catalogar globalmente como positivo (redujo la pobreza, aumentó la infraestructura vial, portuaria y aérea, amplió el acceso a educación y salud, estimuló la economía, generó estabilidad social), el proceso de cambio social, económico y político comenzó a mostrar sus primeras fisuras y contradicciones al cabo de algunos años especialmente con el fin del boom de las materias primas en el 2012.  Estas contradicciones se pueden resumir en tres campos, a saber: a) la agenda de género; b) la agenda post-extractivista; c) la agenda de integración regional.  

    a) Esta contradicción se manifiesta entre el conservadurismo de Rafael Correa en cuestiones de género y las luchas de colectivos y organizaciones en defensa de las luchas gays, lesbianas trans, feministas y queer por el reconocimiento del matrimonio igualitario, la interrupción voluntaria del embarazo y la participación igualitarias de las mujeres en la política. 

    b) Esta contradicción se manifiesta entre la explotación estatal de yacimientos petrolero-mineros y la protección de la naturaleza, las reservas indígenas y superación del extractivismo. Esta contradicción hizo que la CONAIE y otras organizaciones ambientales se separaran del gobierno de Correa. 

    c) Esta contradicción se manifiesta entre dos formas de integración regional de las fuerzas populares:

Por un lado, se encuentra el proyecto de integración regional ALBA muy cercano al Foro de Sao Pablo cuyas tesis políticas consideraban que existía una forma de reconciliar y subordinar la siguiente tesis política I con la tesis económica II.

    I) Instaurar el socialismo, fortalecer del Estado, redistribuir la riqueza, reconocer la diversidad sexual y cultural, y liberar a los pueblos 

    II) Promulgar el Estado desarrollista y centralista, fomentar la explotación petrolera, facilitar concesiones minero-energéticas vía inversión de capital extranjero, garantizar la soberanía alimentaria y el ascenso social a través del fortalecimiento del mercado interno. 

Por otro lado, se encuentran proyectos de integración regional altermundistas que, si bien buscaban realizar en gran parte la tesis I, consideran que

α) La centralidad del rol del Estado debía ser remplazada por la centralidad de la sociedad civil, la organización barrial y popular autónoma; respecto a la tesis II) consideran que:

β) la instauración de esta tesis no solo insuficiente, sino incluso contradictoria4, pues el fortalecimiento del Estado, los proyectos minero-energéticos y la dependencia económica extranjera conlleva la normalización de las relaciones capitalistas y el abandono de las luchas antisistémicas y anticapitalistas.5 

Teniendo en cuenta el anterior escenario político, la Revolución Ciudadana y del Ciclo Progresista entran en crisis económica y política con el fin del boom de las materias primas, cuyo precio se había disparado por las grandes inversiones en infraestructura en China.  Según David Harvey, el país asiático consumió más cemento, acero, carbón y hierro en 3 años 2011 – 2013 que todo el mismo material consumido en USA durante todo el siglo XX.6 China construyó ciudades enteras, miles de kilómetros en carreteras, puentes y sistemas ferroviarios al igual que hidroeléctricas, colegios, hospitales, etc. Esta compra acelerada de materias primas para la consecución de dichos proyectos disparó los precios de las materias primas inyectando flujos de dólares en las arcas de los gobiernos progresistas (Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador) y, de paso, salvando a la economía mundial de la recesión tras la crisis de la burbuja inmobiliaria en USA y Europa del 2008. En el caso particular del gobierno de Correa, su administración se benefició de dicho boom redistribuyendo la renta petrolera-minera mejorando la infraestructural del país y fortaleciendo un novedoso sistema de protección social. Por lo anterior, el boom del precio de las materias primas trajo, como consecuencia, el afianzamiento de proyectos extractivos minero-energéticos y la dependencia económica de la demanda mundial, especialmente, la demanda china. 

Este conjunto de contradicciones sociales, económicas y políticas desencadenó un sinsabor, una cierta desconfianza, descontento y frustración en relación con la Revolución Ciudadana. Sin embargo, es necesario resaltar que dicho sinsabor no se puede catalogar globalmente como el resultado de un sentimiento contra-revolucionario. Por el contrario, el sentimiento se inscribe en parte en el deseo de profundizar la revolución y conducirla por senderos de mayor transformación estructural de conformidad con el espíritu de cambio plasmado en la Constitución de Montecristi. Principalmente se buscaba recuperar la apuesta inicial entorno al ideal del Buen Vivir que parecía haber quedado en letra muerta. 

Continuando con el análisis cronológico, las elecciones del 2016 se enmarcaron en el contexto de un claro agotamiento de los objetivos de la Revolución Ciudadana frente a las reivindicaciones del pueblo.  La elección y contundente victoria de Lenin Moreno generó inicialmente un parte de tranquilidad, pues parecía que la Revolución Ciudadana había logrado superar sus límites y revitalizarse a pesar de sus contradicciones internas. De hecho, la victoria de Moreno ya traía consigo la oposición y crítica de las fuerzas indígenas, entra las cuales se encuentra la figura de Yaku Perez además de la crítica de un amplio sector de las organizaciones feministas.  La futura traición de Moreno y la destrucción de la Revolución Ciudadana internamente solo demostró que dicha revitalización solo había sido una ilusión. 

Luego de la traición de Moreno, el evento más importante a resaltar es el gran levantamiento popular de noviembre de 2019 en el cual el pueblo salió a las calles con la clara intención de derrocar al presidente. Dicho levantamiento popular tuvo como protagonistas a los movimientos estudiantiles, indígenas, sindicales y ciudadanías libres que rechazaban globalmente el gobierno de Moreno, el retorno a la agenda neoliberal y la sumisión al FMI. Este rechazo provenía, sin embargo, de varios frentes. Por un lado, las bases de la Revolución Ciudadana se movilizaron para denunciar al traidor. Paralelamente, los movimientos indígenas y ambientales continuaban en su disputa con la Revolución Ciudadana y su modelo extractivista7. Sectores ligados a la pequeña burguesía, artesanos, comerciantes y pequeños empresarios comenzaban a ver que el pacto obrero-patronal implantado por Correa comenzaba a romperse, razón por la cual también azuzaron el levantamiento contra Moreno.  En resumen, se puede decir que Moreno se quedó sin ningún tipo de apoyo popular; el gobierno de Moreno estaba prácticamente en la lona. Sin embargo, no fue derrocado gracias al apoyo de la gran burguesía, el sector financiero y el apoyo de USA sin lo cual habría dimitido.

Dos modelos de izquierda en un acontecer dialéctico

Retomando lo dicho anteriormente, se puede avanzar la siguiente tesis: las elecciones presidenciales en Ecuador develaron globalmente las profundas contradicciones continentales entre dos grandes formas de articular las fuerzas populares. Estas dos formas son las izquierdas populistas8 y las izquierdas autonomistas9. Vale aclarar que esta esta diferenciación y tipología de la articulación de las fuerzas populares no es omni-abarcante y reductible a un solo conjunto de intereses.10

Esquematicamente se puede señalar que las izquierdas populistas se inscriben en las tesis I y II previamente descritas mientras que la izquierdas autonomistas se inscribe en las tesis α) y β). Estas tesis político-social no son tesis rígidas, sino que son tesis que están inscritas en un proceso histórico que es dialéctico, razón por la cual están sujeta a la contradicción y a la negación. Así pues, la crítica y, posterior, separación realizada por el autonomismo a la tesis II se transformó en la tesis β). Esta última tesis recupera, abole y sobrepasa la tesis I desplegando el potencial emancipatorio inmanente. 

En plano del sentimiento popular, el giro de timón efectuado por las izquierdas autonomistas, decoloniales o interseccionales obedece a la injusticia, incoherencia e inconformismo latente frente a las agendas progresistas en el poder, lo cual exacerbó las contradicciones político-sociales y generó colateralmente un espacio de acción y retorno momentáneo de las fuerzas reaccionarias. Este fenómeno se ve claramente en las divisiones al interior del campo popular latinoamericano las cuales llegan a tal punto que tanto en Chile, Argentina, Brasil como en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia las luchas entorno a la agenda ambientalista, indígenas, feminista y anti-extractivista pueden llegar a ubicarse en la orilla de la oposición de los gobiernos progresista. Oposición, en muchos casos, generada tras la ruptura de acuerdos y pactos sociales forjados a comienzos de siglo alrededor de la tesis I) y α) durante el denominado Ciclo Progresista. 

Para ejemplificar este momento de ruptura dialéctica, citemos algunos casos regionales, así pues, el caso de Venezuela (Desestabilización nacional - Asamblea Constituyente - recomposición del GPP), Bolivia (Golpe de Estado - interregno de Añez-  recomposición del MAS), Ecuador (traición de Moreno -  división de las fuerzas populares - posible victoria de UNES), Brasil (Golpe de Estado – interregno de Temer/encarcelamiento de Lula – victoria de Bolsonaro), Argentina (victoria de Macri – movilización popular – victoria del Frente de Todos) y Chile ( victoria de Piñera - revuelta popular  -  Proceso constituyente). El retorno y fortalecimiento temporal de la derecha en estos países se explica, no obstante, en la dificultad por reorientar y radicalizar los procesos de cambio construidos durante el primer Ciclo Progresista. Este agotamiento del primer Ciclo Progresista se manifiesta también en la incapacidad de construir nuevos mecanismos de renovación de cuadros político-sociales, ideas de cambio y estrategias organizativas-discursivas. Esto explica también, consecuentemente, la pronta y ágil revitalización y reconfiguración de las fuerzas populares en los últimos 3 años. El retorno de la derecha en el continente no ha sido más que el retorno de un proyecto de sociedad languidecido, moribundo y anacrónico; sol de un solo día.  

Por lo anterior, se puede sostener que la oscilación de las lógicas de ruptura y alianza en el campo popular latinoamericano se inscriben en un proceso dialéctico de negación y superaciones de formas, ideas y estrategias políticas que tienen como función canalizar y representar las exigencias de las fuerzas populares en periodo y coyuntura determinado.  Cuando estas formas, ideas y estrategias no cumplen dicha función de representación de las exigencias populares se vuelven caducas e incompatibles con el vigor de las fuerzas vivas de la sociedad. Así pues, lo que les imprime movimiento a estas fuerzas vivas en su devenir dialéctico es la lucha por expansión, garantía y redistribución equitativa de las esferas de reconocimiento inscritas en los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Reconciliar estas luchas es, pues, la terea y el objetivo de una agenda de transformación política a construir en el futuro inmediato. Por lo pronto, esta tarea está en construcción, razón por la cual se puede llegar a tener la sensación de una crisis de horizonte político en donde el porvenir se vuelve cada vez más oscuro y el pasado sufre un ejercicio de evaluación crítico contundente. 

En el centro de esta crisis de horizonte político se encuentran las tensiones de contenido político entre las izquierdas populistas y las izquierdas autonomistas cuyo manifestación se refleja: a) entre los derechos sociales-políticos y/o los derechos ambientales-culturales en el plano de las contradicciones jurídicas; b) el modelo desarrollista-extractivista y/o el modelo decreciente-altermundista en el plano de las contradicciones económicas, c) transición ecológica de corte capitalista y/o la transición  civilización decolonial en el plano de las contradicciones ecológicas; d) construcción de alianzas omniclasista de tipo nacional-popular y/o alianzas confederadas entre los movimientos sociales feministas, indígenas, campesinos, afro, sindicales, estudiantiles y ambientales en el plano de las contradicciones sociales. 

Teniendo en cuenta el análisis anterior, las izquierdas populistas parecen que siguen aferradas a las tesis extractivistas como base económica para garantizar los derechos sociales, económicos y culturales. Asimismo, las izquierdas populistas parecen seguir replegada en las tesis conservadoras en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario, la despatriarcalización y decolonización de la sociedad y el Estado11. 


Por el contrario, las izquierdas autonomistas consideran que los derechos sociales, económicos, ambientales y culturales pueden ser garantizados por fuera de la agenda extractivista, las lógicas estatales y el modo de producción capitalista. Como propuesta, las izquierdas autonomistas buscan el cambio de modelo económico-civilizacional en donde la transición ecológica sea el motor de creación de empleo y generador de riqueza. La riqueza aquí entendida bajo las lógicas comunitarias y no las lógicas capitalistas, es decir, generación de riqueza bajo las lógicas  de una economía local, circular y cooperativa. Además, considera que la despatriarcalización y decolonización de la sociedad y el Estado son objetivos con igual importancia que la lucha contra el capitalismo. 

Anotaciones finales:

Espero que en segunda vuelta estas dos fuerzas de las izquierdas puedan sortear sus diferencias y proyectos de país, pues, de lo contrario, se generarían espacios que pueden ser ocupados por la derecha neoliberal, racista y extractivista. Por lo pronto, la CONAIE y el movimiento indígena ha declarado una campaña por el voto nulo. Sin embargo, la candidata de vicepresidenta de Yaku Perez, Virna Cedeño ha oficializado su apoyo al candidato de la derecha y banquero Guillermo Lasso. Un hecho lamentable. Por otro lado, el presidente de la CONAIE Jaime Vargas ha oficializado su apoyo al candidato de la izquierda Andrés Arauz. Sin más, espero una victoria contundente de UNES este domingo con lo cual se pueda revitalizar las fuerzas vivas no solo de Ecuador, sino de Latinoamérica fortaleciendo el segundo Ciclo Progresista. Esta posible victoria debe buscar concretizar la tarea pendiente del momento: reconciliar las luchas de las izquierdas populistas y autonomistas de tal forma que la crisis de horizonte político se disipe y se abra un horizonte político nuevo para el continente. 

Debemos esperar cómo evolucionan los acontecimientos políticos en Ecuador pues en esta coyuntura se van a cristalizar muchas reflexiones importantes que, en el caso colombiano, deberán ser de suma importancia. Imaginemos, pues, un gobierno progresista en Colombia, por ejemplo, un gobierno de Colombia Humana realizando proyectos extractivistas minero-energéticos contra la voluntad de sus pobladores y las largas luchas por las consultas populares12 bajo el pretexto de la distribución de la riqueza ¿Sería esto origen de disputas, divisiones y contradicciones? ¿No entraría esto en contradicción con el discurso de la lucha contra el cambio climático?  ¿Acompañarías la lucha en defensa de una reserva indígena, parque natural o recurso hídrico o, más bien, legitimarías su explotación con el pretexto de la redistribución social de la renta?

- Notas:

1.El Plan Colombia fue un proyecto político-militar coordinado y aprobado en los Estados Unidos y cuyo propósito era la lucha frontal contra la insurgencia de las FARC-EP y el ELN bajo el lema de la lucha antinarcóticos. Este plan, sin embargo, no se limitaba a la guerra contra la insurgencia y el narcotráfico, sino también a la persecución, estigmatización y desaparición de lideres campesinos, estudiantiles, sindicales, indígenas y representantes de fuerzas políticas de oposición. Con los atentados del 11 de septiembre en las Torres Gemelas, USA utilizó el nuevo escenario para señalar como fuerzas terroristas a todas las organización políticas y sociales que estuvieran en contra de sus intereses, convirtiendo el Plan Colombia en un eslabón de la lucha mundial contra el terrorismo. Bajo este pretexto, el Plan Colombia se instauró como doctrina nacional trayendo como consecuencia el recrudecimiento del conflicto armado dejando más de 5 millones de desplazados, miles de desaparecidos y exiliados, 6000 desapariciones forzadas, entre otras nefastas consecuencias.
9.  Ver los análisis de Maristella Svampa https://www.eldiarioar.com/opinion/yaku-perez-izquierda-posible_129_7203699.html; ANDRÉS KOGAN https://oplas.org/sitio/2021/02/14/andres-kogan-valderrama-yaku-perez-y-el-fin-de-los-binarismos/; RAÚL ZIBECHI https://www.nodal.am/2021/02/las-insurrecciones-populares-no-caben-en-las-urnas-por-raul-zibechi/.
10. Esta tipología tiene también otras denominaciones tales como la de izquierdas universalistas e izquierdas decoloniales, izquierdas republicanas e izquierdas anarquistas, izquierdas clasistas e izquierdas interseccionales, entre otras. Este trabajo de clasificación y definición de las múltiples estrategias discursivas excede los límites del presente análisis, pero que debería ser desarrollado eventualmente.
11. Para un análisis pormenorizado de todas estas perspectivas ver: https://desinformemonos.org/las-varias-caras-progresistas-en-campana-sucia-contra-el-candidato-indigena-del-ecuador/
12. Ver; https://www.contagioradio.com/especial-consultas-populares-en-colombia-alternativas-al-modelo-extractivista/

2. De 1996 al 2005, el pueblo movilizado en las calles derrocó a tres presidentes en funciones. En orden cronológico, el primero fue Abdalá Bucaram, el siguiente fue Jamil Muhad y, finalmente, Lucio Gutiérrez. El último presidente derrocado fue Lucio Gutiérrez quien con anterioridad había participado en el derrocamiento de Jamil Muhad. Siendo militar, Lucio Gutierrez canalizó el descontento de las Fuerzas Militares debido a la crisis económica logrando que estas se amotinaron. Por el otro lado, la CONAIE ocupó Quito generando una situación de presión social que hizo que Jamil Muhad dimitiera. Por lo anterior, las dos fuerzas más visibles en el derrocamiento de Muhad (los militares con Lucio Gutierrez y los indígenas de la CONAIE) pactaron una coalición de gobierno que llevó a Gutiérrez al poder. Sin embargo, luego de verse traicionada por Gutiérrez y su política económica neoliberal, la CONAIE abandonó el gobierno retornando al campo de la oposición. Gutiérrez terminó eventualmente siendo derrocado por más movilizaciones populares gracias a las cuales el movimiento popular logró consolidarse nacionalmente como una opción real de poder.

3.Para ampliar más sobre el concepto ver: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2016/10/Buen-Vivir-en-el-Ecuador.pdf

4. Esta disputa tuvo su clímax en el escenario venezolano en donde la crisis económica demostró los límites de la posible reconciliación y subordinación de I y II.

5.  Para indagar más sobre estas contradicciones se puede consultar el siguiente análisis https://lasiniestra.com/a-proposito-de-yaku-perez-reflexiones-sobre-progresismos-e-izquierdas/

6.  Ver en: http://magazine.changbi.com/en/articles/89062?board_id=2492

7.  Por ejemplo, la lucha por la defensa de las consultas populares fue abanderada por las organizaciones ambientales e indígenas. Yaku Pérez fue uno de sus principales líderes: https://es.mongabay.com/2020/09/consulta-popular-cuenca-ecuador-para-prohibir-mineria-y-proteger-agua/

8. Ver los análisis de Atilio Boron https://www.pagina12.com.ar/322555-el-derrotero-que-se-viene-en-ecuador; Claudi Katz https://vientosur.info/las-nuevas-encrucijadas-de-america-latina/; Ben Norton https://bennorton.com/bookchin-on-the-absurdity-of-primitivism/; José Antonio Figueroa https://www.brasildefato.com.br/2021/02/12/etnicismo-neoliberal-panorama-tras-la-primera-vuelta-de-las-elecciones-en-ecuador.


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