Aixa Escalada Seia

Militante y estudiante

El 16 de septiembre del 2020, ha sido un día significativo en la historia argentina: hace 44 años aconteció la conocida "Noche de los Lápices". ¿Qué sucedió aquella noche?  El 16 de septiembre de 1976 da inicio un operativo armado en conjunto entre la Policía Bonaerense y el Batallón 601 del Ejército.  Argentina se encontraba en un contexto de dictadura militar que tuvo entre sus objetivos el secuestro, la tortura y la masacre a estudiantes secundarios y universitarios, obreros, personas que militaran en organizaciones políticas peronistas o comunistas y a todo aquel que no coincidía con los ideales implantados por el régimen dictatorial. Durante la década de los 60' y 70', tanto en Latinoamérica y en Argentina, se dio una fuerte reacción política y militar que atravesó a nuestro país, específicamente contra estudiantes que comenzaron a informarse, empatizar y, lo más importante, a militar en organizaciones de carácter comunista y peronista.

Los estudiantes comenzaron a organizarse para enfrentar a los gobiernos neoliberales que atentaban contra los intereses de los oprimidos y explotados. Además, cuestionaron los "gobiernos" dictatoriales que avanzaban en América Latina. Sin lugar a dudas, como he mencionado al principio, los estudiantes eran atravesados políticamente por lo que sucedía alrededor de América Latina y el mundo: comenzaban a simpatizar con hechos como La Revolución Cubana, El Mayo Francés o la Primavera de Praga, sucesos que han sido un gran disparador y conector con la militancia, hechos que han influenciado mucho a la juventud argentina y que los ha tenido como protagonista de las luchas sociales.

El golpe de estado y la dictadura cívico militar que golpeó a Argentina en 1976 llevaba objetivos claros: como primer punto atentar contra la economía, la política, la sociedad y la cultura, pretendiendo que no existiese ningún tipo de repudio social, ni resistencia, ni organización al conjunto de medidas neoliberales y políticas genocidas que llevaban a cabo. Y así es como comenzó el horror...  Nos han arrancado una generación entera, jóvenes llenos de sueños y amor por su patria, jóvenes que soñaban con cambiar y transformar las realidades. La dictadura comienza con un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de miles de estudiantes militantes universitarios y secundarios, de militantes partidarios, de obreros, todos luchadores.

El 16 de septiembre por la noche, en la ciudad de La Plata -provincia de Buenos Aires- da inicio el operativo entre el Batallón 601 del ejército y la policía bonaerense, denominado por ellos mismos "La noche de Los Lápices". Es así como en las primeras horas de la madrugada, delante de sus familias, sin piedad, violentándolos y amenazándolos secuestran a Claudio de Acha, María Clara Ciochini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Recero, Pablo Díaz, Emilce Moler, Patricia Miranda y Horacio Hungaro, todos ellos militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios, brazo derecho de la organización Montoneros).

Todos fueron llevados a diversos centros clandestinos de detención que se encontraban extendidos no solo por la provincia, sino por todo el país. Primeramente, los llevaron al centro clandestino Arana donde los torturaron de manera horrorosa durante semanas. Luego fueron trasladados a distintos centros como el Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires, el polígono de tiro de la Jefatura de la provincia de Buenos Aires, entre otras comisarías. Continuaron torturándolos y maltratándolos, entre los tormentos, las mujeres fueron víctimas de violación sexual. Además de todas las infracciones a los derechos humanos, fueron testigos de cómo torturaban a otras personas, incluso cómo las asesinaban. Solo 4 de ellos lograron sobrevivir, consiguiendo su libertad años más tarde.

En 1983, la dictadura militar llega a su fin, dejando 30.000 desaparecidos y torturados, la guerra de Malvinas y un colapso económico. Por supuesto, llega a su fin gracias a la lucha y resistencia del pueblo, por la lucha de Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la resistencia de organizaciones partidarias/obreras, ya que, a pesar del terrorismo de Estado, continuaron resistiendo, denunciando a los desaparecidos y combatiendo las políticas neoliberales que implementaron.

En Argentina, un ejercicio de memoria. En Colombia, aún se denuncia.

Luego de 1983, cuando sale a la luz los hechos de terror de la dictadura, se lleva a cabo el famoso Juicio a las juntas, donde se condenó a los principales culpables. Después de décadas de impunidad y lucha por la "Memoria, Verdad y Justicia" el presidente Néstor Kirchner asume al gobierno en el año 2003, pide perdón por tantos años de impunidad, baja el cuadro del principal genocida, Jorge Rafael Videla, e impulsa una política para condenar a absolutamente todos los militares a través de juicios y testimonios. Se plantean políticas como "Juicio y Castigo" que tiene su primer momento con Néstor Kirchner y se profundizó con Cristina Fernández de Kirchner en un contexto de memoria, en un contexto en el que Argentina comenzó a decir "Nunca Más".

Hoy en día a muchos/as militantes argentinos/as nos han llegado noticias de Colombia, de los horrorosos acontecimientos que están ocurriendo. En pleno 2020, la policía se está llevando a personas de sus hogares, a personas que fueron presentes del abuso policial o que han asistido a manifestaciones. Desde Argentina, hago llegar mi repudio a esta situación tan horrorosa que están atravesando. Ahora más que nunca es cuando hay que luchar, mucha fuerza para todo el pueblo de Colombia. El pueblo tiene que despertar y salir a las calles. En Argentina ha tomado mucho tiempo, pero si no hubiese sido por la lucha del pueblo, nada podría haber sido posible.

Quiero recordarles que los derechos humanos en Argentina fueron violados sistemáticamente y esto se atribuye a una metodología del terror planificada por altos mandos, hago hincapié en la juventud: la juventud argentina continúa la lucha de aquellos jóvenes del 70'. Aún continuamos luchando por la educación pública, por las diferencias, por los oprimidos y explotados. Aún los/as jóvenes luchamos por una patria libre, justa, que piense en el otro, aún tenemos ganas por transformarlo todo. Seguimos levantando los lápices porque, como dice una frase, "Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera". No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Anhelo como militante y estudiante que el pueblo colombiano luche, que triunfe y que La Noche de Los Lápices no se replique nunca más en ningún país. Anhelo que pronto termine todo en Colombia, que no sea un trabajo de denuncia, que sea un trabajo de memoria.

Para concluir, cito un párrafo del libro “Nunca Más: Informe de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas":

“Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin dudas el más terrible drama que en toda historia sufrió La Nación durante el periodo que duró la dictadura (…) servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán los hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado"

 ¡NUNCA MÁS MIRAR PARA OTRO LADO! MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA!

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