Braulio Hernández.
Michael Inchima.
Universidad del Tolima.
El
neoliberalismo como proyecto económico, polÃtico e ideológico ha significado un
conjunto procesos y transformaciones histórico-polÃticas desde los años 70, sucesos
que han alterado el horizonte de sentido de la actual sociedad capitalista. Claramente,
estos procesos han consistido en una superposición, sumisa o impuesta, por
parte de las potencias hegemónicas encabezadas por Estados Unidos a los demás
rincones del planeta, en el marco de la globalización económica y la
restauración del poder de clase. El presente escrito tiene como propósito, a
partir de los textos “Breve historia del
neoliberalismo” de David Harvey y “Libre
para elegir” de Milton & Rose Friedman, mostrar la figura de Donald
Trump como el resultado-expresión de una nueva clase producto del neoliberalismo,
pese a sus contradicciones en el discurso; en segundo lugar, ver cómo Trump
instrumentaliza el concepto de libertad, en torno al trámite diferenciado de
las dos protestas ocurridas en el marco de la pandemia en Estados Unidos.
Trump y la nueva clase neoliberal.
El
neoliberalismo ha exacerbado, en primer lugar, los conceptos de libertad
individual y dignidad como pilares centrales de la civilización y de su
propuesta teórica y polÃtica, como veremos más adelante, estos no serán más que
una salida en falso. Segundo, esa libertad individual es reflejo –y a su vez
producto- de la libertad económica (libertades empresariales del individuo),
por lo cual, la propiedad privada y la consecuente privatización son el talante
del bienestar social, entendido como la adición del bienestar de cada individuo.
En consecuencia, “el bien social se maximiza al maximizar el alcance y la frecuencia
de las transacciones comerciales y busca atraer toda la acción humana al
dominio del mercado (Harvey, 2007, pág. 9) . Tercero, esta
maximización del bien social no es posible mediante la “tiranÃa” que representa
la intervención estatal en la economÃa (Friedman, 1980) , por lo tanto, el Estado solo debe
generar un marco institucional y coercitivo para que las dinámicas del libre mercado se desarrollen,
lo que significarÃa una lucha en contra del proteccionismo y la desregulación
del mercado. Cuarto, esta desregulación ocasiona una circulación de capitales
financieros que crea una “compresión espaciotemporal” especÃfica, donde, sin
importar las distancias geográficas, las transacciones de mercado son de corta duración,
lo que produce que el sector financiero (especulativo) predomine sobre la
economÃa real para permitir la acumulación de capital a nivel internacional (Harvey, 2007) .
El
proceso de neoliberalización para Harvey (2007),
se puede analizar como un proyecto polÃtico de reorganizacion de las
condiciones para la acumulación del capital, ya que permite la restauracion de
las élites económicas, lo que ha originado una concentración del ingreso y la
riqueza en un reducido número de personas, aumentando cada vez más la brecha de desigualdades. Por consiguiente, “la
neoliberalización ha sido un vehÃculo para la restauración del poder de clase” (Harvey, 2007, pág. 36) . Esa clase de
grandes empresarios del sector financiero y comercial con grandes fortunas
privadas, han influido en las decisiones del poder estatal, cuya gestión se
encuentra hoy altamente corporativizada, en favor de las dinámicas del patrón
de acumulación neoliberal.
En palabras de Harvey (2005): “Aunque existen conexiones
evidentes entre este tipo de actividades y el mundo financiero, su increÃble capacidad
no sólo para amasar grandes fortunas personales sino también para ejercer un
control efectivo sobre amplios segmentos de la economÃa, confiere a este puñado
de individuos un inmenso poder económico para influir en el proceso polÃtico”(pág.
39) .
Un claro ejemplo de lo anteriormente planteado es Donald
Trump y su emporio, quien para el año 2015 ocupaba el puesto 121 entre las
personas más ricas de Estados unidos, según la revista Forbes. Entre sus principales
actividades económicas destacan: mercado inmobiliario, apuestas y del espectaculo,
actividades que guardan estrecha relación con el despliegue de la especulación
fiancniera (Forbes Staff, 2016) . La incursión de
Donald Trump en la polÃtica norteamericana ha ido desde constribuciones a más 96
candidaturas tanto de demócratas como republicanos a nivel federal y nacional (Newkirk,
2011)
a ser varias veces candidato para la presidencia: 2000, 2004, 2008 y 2012 (New
york post, 2015) .
La oficialización de su candidatura se dio para el año 2015, bajo consignas
como "We are going to make our
country great again"y la crÃtica continúa frente al avance de China,
posicionaron al magnate como el presidente número 45 de los Estados Unidos.
La presidencia de Trump ha tenido un fuerte sentido
proteccionista, bajo el lema “America
first”, expresión de un nacionalismo reaccionario, busca la recuperación de
los puestos de trabajo de los americanos y el
cierre de fronteras ante la amenaza extranjera (El
mundo, 2016) .
Este discurso pone en vilo las dinámicas del neoliberalismo: el retiro
de Estados Unidos de la TTP (Acuerdo TranspacÃfico de cooperación económica)
por iniciativa de Trump, al igual que la crÃtica a los TLC (tratados de libre
comercio) en especial el de México, confirman en buena medida lo
anterior. Respecto a esto, el entonces vicepresidente de Bolivia, Alvaro Garcia
Linera, declaraba lo siguiente ante la asamblea legislativa: “el
presidente Trump ha firmado el acta de defunción de la globalización neoliberal
(Cuiza, 2017) ”.
Sin
embargo, Trump es el fiel representante del neoliberalismo. La derogación del “Obamacare” que significó el cese de cobertura
en salud para los hispanohablantes, la promulgación de una ley de recortes
fiscales que redujo los impuestos corporativos, (este recorte es considerado
como uno de los mayores en décadas) lo cual benefició a las clases de mayor
ingreso y, en Ãnfima medida, a la clase media y baja. Lo anterior estuvo
acompañado por una reducción en el gasto público en programas de educación, salud
y bienestar social (BBC, 2018) .
La crÃtica a los tratados de libre comercio realizadas por Trump ha buscado
acuerdos de carácter bilateral, con el fin de conseguir mayor provecho de su
posición en estos y fomentar el capital financiero y comercial en los demás paÃses.
Libertad en el neoliberalismo: pacto de
propietarios.
Los pilares fundamentales del modelo
neoliberal son: la dignidad humana y la libertad, esto último lo comparte con
el pensamiento clásico del liberalismo. Se puede rastrear el pensamiento de
libertad en autores insulares como Thomas Hobbes y John Locke. En las obras del
liberalismo clásico, como el Leviatán y
el Segundo Tratado del Gobierno Civil, se tiene un supuesto común, la
máxima de que: ‘la libertad civil se consigue con el cumplimiento de las leyes
del Estado’. Mientras en Locke aparece como expresión de la libertad civil, en
Hobbes puede considerarse como libertad negativa. Locke agregarÃa que el
derecho a la propiedad privada, es manifestación de una libertad limitada,
puesto que la libertad termina en donde empieza la propiedad privada del otro,
esta última siendo protegida por el Estado.
Lo
anterior es importante, ya que el neoliberalismo radicalizará el discurso del
derecho a la propiedad privada: en lugar de una libertad plenamente civil o
polÃtica, se guiará por una libertad económica, a propósito de esto, Friedman
presupone que: “La libertad económica es un requisito esencial de la libertad
polÃtica. Permitiendo a las personas cooperar unas con otras sin que medie la
coerción o la dirección central, se reduce el área sobre la que se ejerce el
poder polÃtico” (Friedman M. , 1980) . Para Friedman, se
necesita una separación de la esfera polÃtica y la esfera económica, en donde
la libertad que debe preponderar es económica-mercantil, la libertad de
elección, y el poder central polÃtico no puede interferir en las relaciones
económicas. En última instancia, en Friedman el Estado no es condición de
posibilidad del desarrollo de la libertad individual, sino su obstáculo más
importante.
Siguiendo
esta lÃnea, el discurso neoliberal de la libertad se interioriza en la sociedad
civil, cooptando los espacios de sentido común de las relaciones sociales y de
poder. Estas ideas se ejemplifican en las recientes protestas estadounidenses
en contra del confinamiento y las restricciones económicas a causa de la
pandemia por el Covid-19. Las manifestaciones que se han desarrollado desde mediados
del mes de abril responden a la necesidad de las clases altas y medias blancas
a proteger las relaciones comerciales del régimen neoliberal, además, de
hacerle creer a la población civil que luchan por una libertad plena,
llenándolos de miedo por la seguridad de la propiedad privada.
“Las protestas en Michigan fueron
organizadas por un grupo financiado por la familia de Betsy DeVos, la secretaria de Educación de Trump y una de las grandes fortunas
del paÃs” (Francia, 2020) . La preocupación de
la élite neoliberal estadounidense por perder o debilitar los circuitos de la
acumulación de capital, alinea a las capas medias blancas norteamericanas a
protestar por una libertad económica, representada por la reapertura de las
transacciones comerciales y financieras, sin tomar en cuenta que pondrÃan en
riesgo millones de vidas.
David Harvey, en su interpretación de Karl
Polanyi, hace mención de libertades buenas y malas. Lo interesante aquà son las
de carácter negativo, las libertades que explotan a los iguales, con las que se
obtienen ganancias desmesuradas. También se presenta libertades positivas como
la libertad de conciencia, libertad de
expresión, o la libertad para elegir un trabajo (Harvey, 2007) .Todas estas
permeadas perversamente por el sistema económico, donde impone la libertad económica
como la máxima de todas, además de tergiversar y mercantilizar las demás
libertades.
Al respecto, la postura presidencial ante las
manifestaciones a favor de la reapertura económica es diciente sobre la defensa
de una libertad restringida. Trump defiende públicamente las protestas y
legitima el porte de las armas de manifestantes, por medio de la figura
constitucional de la segunda enmienda. “El viernes por la mañana Donald Trump
disparó una serie de tuits que pedÃan la "liberación" de tres
estados. Minnesota, Michigan y Virginia.” (Mundo, 2020) . Tal vez, su intento
principal es captar popularidad y votantes (ya que la mayorÃa de los
manifestantes son blancos de clase media y pro-armas) pero en sustancia, la
idea es seguir defendiendo y legitimando la libertad económica e inclusive si
va en contravÃa del derecho a la vida o el bienestar público sanitario.
En contraste con lo
anterior, la forma cómo tramitó Trump las protestas y movilizaciones en contra
del racismo estructural en Estados Unidos evidencian, como contracara, su
opción ligera hacia la represión. El asesinato de George Floyd erosionó el
monopolio de la fuerza legÃtima del Estado. Trump acudió como respuesta a la
brutalidad total contra el pueblo, con acciones discursivas que deslegitimaban las
protestas y con acciones de contención y represión a la desobediencia civil.
“Trump prometió una respuesta estricta al estado de derecho, calificó de
“terrorismo interno” las grandes protestas que surgieron y dijo que traerÃa
“miles y miles de soldados fuertemente armados” (Wolf, 2020) . Trump, en tan solo
algunas semanas, pasó de defender libertades individuales a tener tintes autoritarios,
en donde las libertades y los derechos de los afroamericanos no importan en
comparación de las libertades económicas de la seguridad y protección a la
propiedad privada de los blancos de clase media.
La reducción de la
libertad, tanto en la pragmática polÃtica como en el pensamiento polÃtico neoliberal
y en los defensores del capitalismo, está referenciada exclusivamente en la
libertad de elección en la esfera del mercado. Por tanto, las libertades de
estas comunidades, en el marco de un gobierno neoliberal, solo tienen sentido
si aparecen como libertades de consumo y potencialmente comercializables. Las
manifestaciones por la muerte del George Floyd tienen un registro histórico racista,
el descontento social responde a un acumulado histórico del racismo estructural
en Estados Unidos, al mismo tiempo, responde como reacción a esas falsas
libertades que pregona el neoliberalismo. Inclusive, se deja un lado las
libertades civiles y negativas del liberalismo clásico que proporcionan
seguridad y el salvaguardan la vida por el cumplimiento de la ley.
Desde la lectura del
pensamiento polÃtico neoliberal, las comunidades marginadas pueden ser libres
en sociedad en tanto se preocupen y sean funcionales a la acumulación del
régimen capitalista neoliberal, las otras libertades pasan a un segundo plano o
son negadas parcial o totalmente.
A modo de conclusión.
Donald
Trump representa esa restauración de poder de clase que consolidó la neoliberalización
desde los años 70’. Primero, porque representa a esa clase alta corporativista
estadounidense, capaz de cohesionar la escena polÃtica para promover la
acumulación de capital. Segundo, Donald Trump evidencia la forma en la que un
discurso proteccionista y nacionalista fácilmente puede convivir con las
premisas del neoliberalismo y asumir posturas autoritarias y represivas frente
a las acciones civiles y ciudadanas que cuestionen la consolidación del poder
de clase.
Por
último, la clase del poder neoliberal radicaliza los valores de la libertad,
pero solo en el ámbito económico, por consiguiente, las libertades civiles o
las libertades que defienden comunidades históricamente reprimidas son negadas
o cooptadas por la mercantilización de las resistencias, muestra de ello es la
forma diferenciada de agenciamiento de las protestas por parte de Trump. En conclusión,
la coyuntura del Covid-19 abre el espacio para divisar las contradicciones del neoliberalismo,
al tiempo que permite cuestionar y pensar horizontes alternativos, no solo en
el plano de Estados unidos, sino también a escala global.
Referencias
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https://cnnespanol.cnn.com/2020/06/02/analisis-trump-paso-de-ser-un-luchador-por-la-libertad-a-ser-autoritario-en-aproximadamente-una-semana/
Excelente artÃculo.
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